Fecha: 1630.
Expuesto en: Galería Nacional de Arte de los Países Bajos. Rijksmuseum, Ámsterdam.
Características: 58,3 x 46,6 cm.
Técnica: Óleo sobre madera.
Rembrandt sentía una especial predilección por las figuras de ancianos, representados de la manera más real posible. Esto hace pensar a algunos especialistas que Jeremías podría tratarse de la figura de su padre. El pintor representa al profeta Jeremías contemplando la destrucción de la ciudad de Jerusalén a manos de Nabucodonosor II, rey de Babilonia, en el año 586 a.C. El anciano profeta está sentado en unas rocas a las afueras de la ciudad, dejando apoyar su rostro triste y melancólico sobre su brazo izquierdo. Delante de él observamos una serie de tesoros que quizá pudo rescatar del templo de Salomón. Al fondo se aprecia la ciudad en llamas. La luz procedente del fuego ilumina en toda su extensión a la figura del anciano que mira con tristeza como su ciudad es pasto de las llamas. La zona donde la luz procedente del fuego no impacta se convierte en sombra, siguiendo la teoría tenebrista, inspirándose éste en Caravaggio. El naturalismo con el que Jeremías está representado, con la frente arrugada, el cabello largo y fino, las manos y el pie con la piel fláccida demuestra que Rembrandt se interesa por captar las figuras directamente al natural, lo que refuerza la hipótesis de que el modelo sea su padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario